Siniestralidad laboral y medios de comunicación

Siniestralidad laboral y medios de comunicación

Estamos ante una lacra social que sólo podrá ser combatida desde el convencimiento colectivo de que se puede actuar y acabar con la siniestralidad laboral. Debemos concienciarnos de que la prevención es cosa de todas y de todos. Los mecanismos existen, sólo hay que utilizarlos.

En el tratamiento de las informaciones sobre siniestralidad laboral, los medios de comunicación deberían esforzarse más por completar el círculo de la noticia y abundar en el carácter formativo y pedagógico que deben tener las informaciones de este tipo. Por otro lado, las fuentes informativas deberían igualmente esforzarse en actuar con rigor y responsabilidad en este asunto.

Ante la siniestralidad laboral los periodistas encontramos con frecuencia notables dificultades para realizar nuestro trabajo, cuando no una absoluta opacidad. Ello se traduce no pocas veces en informaciones incompletas y en inexactitudes que en nada contribuyen a que la información que damos sea objetiva y veraz. Por ello, además de exigir a las distintas administraciones que  faciliten el acceso a las fuentes,  debemos redoblar esfuerzos ya que estamos ante una cuestión altamente sensible y de una gran trascendencia social.

El Sindicato de Periodistas de Andalucía tiene dos objetivos básicos que van implícitos en su denominación:

– Como Sindicato: tiene el objetivo de contribuir a la mejora de la situación y a la regulación de las condiciones laborales de los profesionales. Esto incluye velar para que las condiciones en las que se desarrolla la profesión sean lo más seguras posible y cumplan con la normativa vigente.

– El incluir la denominación de Periodistas supone asumir una obligación profesional, de velar por el buen ejercicio de la profesión en beneficio siempre de la sociedad. En este sentido entendemos que es necesario abrir un debate sobre el tratamiento informativo que debe darse a las noticias sobre prevención de riesgos laborales, que con frecuencia se reducen casi exclusivamente a la redacción de sucesos luctuosos.

Desde esta doble premisa, se puede abordar también el título de estas jornadas. Desde el punto de vista profesional es necesario analizar cuál es el tratamiento que los medios de comunicación hacen de la siniestralidad laboral y qué pueden aportar en la reducción de esta lacra, con consecuencias sociales y personales irreparables. Hay que dar una información positiva y completa y no sólo dar  el suceso como algo aislado. Detrás de él siempre suele haber muchas cosas que contar.

Como sindicato cabe también apuntar cuál es la situación de la prevención de riesgos en las empresas de comunicación. En este sentido cabe adelantar que no hay prevención en la inmensa mayoría de los casos. Como en el resto de sectores de nuestro país, no hay cultura preventiva. En este sentido todos somos culpables: la administración, los agentes sociales, etc. Estamos ante una cuestión en la que los empresarios sólo suelen ver las implicaciones económicas: la prevención cuesta dinero. Y para los trabajadores parece, en ocasiones, que la guerra no va con ellos. Sigue habiendo muchos roles negativos enraizados todavía en la cultura empresarial y en los propios trabajadores. A este respecto hay que decir que los fondos europeos y nacionales que desde hace años se vienen destinando a la formación relacionada con la prevención no han dado los resultados que cabría esperar y que todos desearíamos. La cuestión, creemos, merece una reflexión inaplazable.

Tampoco ha estado la prevención exenta de los debates de todo tipo, habiéndose llegado a utilizar en ocasiones como arma política, casa que en nada contribuye a mejorar la situación.

A.- TRATAMIENTO DE LA SINIESTRALIDAD LABORAL EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

– La siniestralidad laboral estuvo relegada durante años al ámbito de lo privado por lo que, salvo excepciones, ocupaba un lugar anecdótico en las páginas de sucesos.

– La ley de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) promulgada hace nueve años y la continua denuncia social de los representantes de los trabajadores le han dado mayor relevancia a estos sucesos, que ya se ven como un problema social de influencia.

– Los medios de comunicación han contribuido también a este cambio.

– Los accidentes laborales (AT) y las enfermedades profesionales (EP) tienen una repercusión humana, social y económica y provocan la pérdida de vidas, en los casos más extremos, así como pérdidas económicas y de recursos, lo que repercute en el ajuste de personal, influencias negativas en el resto de la plantilla, paralizaciones parciales o totales en la producción, disminuciones de los niveles de calidad, pérdida de la credibilida/excelencia  empresarial, etc. Ante todo esto los medios de comunicación reclaman información, si bien es cierto que por parte de los profesionales de la información no siempre tenemos suficientemente claras cuáles han de ser las fuentes a las que dirigirnos para obtener datos fiables. 

– El círculo informativo se alimenta y las instituciones y los agentes económicos y sociales producen noticias e información que son consumidas, antes con indiferencia y ahora, por fortuna, con cierta preocupación colectiva.

– Este nuevo comportamiento mediático e institucional, está contribuyendo a que la sociedad se convenza de que la prevención de riesgos laborales es un hecho que hay que asumir como una parte más del desarrollo del trabajo. Es más, según la modificación sufrida por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, las empresas deben de integrar la prevención en sus sistemas de gestión.

– Lo que no se puede afirmar con la misma rotundidad es si esta abundancia informativa y esta inquietud social generada, está repercutiendo en la mejora de las condiciones laborales y en el propio comportamiento de los empresarios y de los trabajadores. Ese sería el objetivo último de las informaciones y de la actuación de los medios de comunicación, así como de cualquiera de los agentes que intervienen dado el carácter social y público que tienen integrado dentro del fin social que deben de perseguir.

¿POR QUÉ?

AUNQUE:

– Las informaciones son cada vez más abundantes, al igual que los artículos de opinión y editoriales manifestándose en contra de la falta de control de los riesgos en los puestos de trabajo.

– Las fuentes de información se multiplican, aunque se centran en representantes de los trabajadores (sindicatos) y la propia Administración laboral.

– Las tradicionales fuentes sobre sucesos: policía, guardia civil o servicios de emergencia, ya empiezan a calificar los siniestros como laborales y especifican si el accidente ha sucedido en el “tajo”.

– Los medios dan a este tema un trato preferente, amparados en la función social que tienen asignadas.

Existen algunas disfunciones que dificultan el tratamiento en los medios de comunicación y el trabajo de los periodistas, al tiempo que existe desconocimiento por parte de los profesionales sobre la casuística de estos hechos. Además, persiste la tendencia de informar sólo del siniestro, pero pocas veces de las buenas prácticas ni de las recomendaciones u obligaciones que puedan contribuir a extender la cultura de la prevención desde en todos los ámbitos de la vida.

FUENTES INFORMATIVAS

– La autoridad laboral y las mutuas de accidente de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social disponen de estadísticas objetivas, información que son públicas y a la que se puede recurrir. Sin embargo no están disponibles hasta tanto se termina la investigación y se elabora el informe preceptivo. Esto hace que el periodista no pueda tener a su alcance, con la inmediatez que requiere la elaboración de la noticia, una fuente oficial que asuma la responsabilidad de contar “objetivamente”, hasta donde se puede y supeditada a la investigación, las circunstancias del siniestro y, lo que es más importante, nadie explica las circunstancias que podrían determinar responsabilidades y las comprobaciones que se están haciendo.

– La obligación legal de realizar las investigaciones de los A.T. o las E.P. con baja médica recae en la Empresa y  esta puede estar ayudada o asesorada por las mutuas de accidentes de trabajo y por los Servicios de Prevención Ajenos, si estan contratados por la empresa. Las investigaciones se realizan partiendo del suceso y retrocediendo en el tiempo lo más posible para encontrar la causa básica del accidente de trabajo o las enfermedades profesionales, aunque con lo primero que se encuentran siempre es con las causas inmediatas del suceso. 
En prevención el objetivo, según los técnicos que realizan estas investigaciones, no es encontrar culpables o responsables sino determinar las causas que desencadenaron dicho suceso, para correguir, subsanarlas y asi evitar en lo posible que vuelvan a suceder, y luego con esa información obtener Estadísticas. Las fases o etapas de la investigación de A.T. y E.P. son: Reunir la información, buscar las causas, adoptar o proponer las medidas correctoras, cumplimentar el informe, mandar el informe, analizar esos informes, hacer seguimiento y control de la puesta en marcha de las medidas correctoras.
Para hacer una investigación de A.T. o de una E.P., los profesionales de la prevención, suelen procurar no buscar culpables, sino detectar las causas, tanto las inmediatas, más fáciles de ver, como las básicas, que son las importantes y más difíciles de detectar. El objetivo prioritario es corregir estas causas para que no se vuelvan a producir. Cuando hay búsqueda de culpables es más difícil para la investigación porque habrá interés en echar tierra al asunto. Este criterio de los profesionales de la seguridad laboral debería orientar también a los periodistas a la hora de elaborar las informaciones. Se evitaría así cometer errores que puedan provocar la criminalización de personas que luego a veces resultan inocentes.

– En cuanto a estadísticas, hay una única pero hay confusión a la hora de emplearla. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales dispone desde hace dos años del sistema telemático “DELTA”, que se utiliza para comunicar los partes de accidentes de trabajo y enfermedad profesional a la Autoridad Laboral. Basándose en estos datos, el Consejo Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales –Junta de Andalucía, Sindicatos y empresarios- emite datos mensuales por sectores, tipología de accidentes y provincias. Sin embargo estas cifras a veces no coinciden con las que manejan las distintas partes implicadas.  Un buen ejemplo son las cifras que dan los sindicatos: contabilizan de cara a los medios de comunicación los siniestros en los que el trabajador no está dado de alta en la Seguridad Social cosa que la autoridad laboral no hace, aunque tiene su lógica: si el trabajador no está dado de alta, no es posible que exista parte alguno a través del sistema DELTA, que es de donde salen las estadísticas. En este sentido, hay que reconocer que las estadísticas son mensuales y se difunden desde la administración (Junta y Ministerio), sin ningún problema y cada vez que son solicitadas.

– La Inspección de Trabajo tiene entre otras misiones la de instruir por vía administrativa estos casos y no sólo de promover el acta de infracción, si bien la Inspección no sancion pues sanciona la Autoridad Laboral. Aparte de esta función de vigilancia y control del cumplimiento de la normativa en prevención de riesgos laborales, también tienen la función de informar  e incluso asesorar. La Autoridad Laboral a través de la Inspección de Trabajo, está llamada a investigar los A.T. Graves, Muy Graves, Mortales y los accidentes laborales leves repetitivos. Sin embargo no tiene canales de comunicación abiertos con los medios de comunicación. No suele haber, por parte de los periodistas, contacto con los inspectores, ni existe portavoz alguno que informe de sus actuaciones y de sus actas definitivas. Estas sólo son difundidas de forma muy resumida cuando finalizan con sanción y es la autoridad laboral (Junta de Andalucía) la que lo hace, en el caso de que la cuantía sea muy elevada o se refiera a un siniestro de especial trascendencia.
La  Junta de Andalucía tiene traspasadas estas competencias desde hace años, la inspección depende de la Consejería, aunque los inspectores están coordinados con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Por otro lado,  los gabinetes de prensa de la Consejería competente en esta materia tampoco tienen acceso a estos datos y, por tanto, no los pueden facilitar. La gestión de la información se hace desde el Ministerio de Trabajo y, generalmente, acaba siendo cuando menos escasa y con frecuencia nula.

– Los  Centros de Prevención de Riesgos Laborales –dependientes de la Junta-, que actúan en la comunidad autónoma han tenido una modificación en sus funciones a raíz de la  Modificación de la L.P.R.L. Los técnicos de los Centros de Prevención pueden visitar los centros de trabajo solos y si ven alguna anomalia, se la comunican a la empresa para que la subsane en un determinado plazo. Si no lo hace emite un informe a la Inspección de Trabajo que atendiendo a éste  puede promover la correspondiente sanciön administrativa. Estos Centros de Prevención tienen escasa o nula interlocución con los medios de comunicación. De hecho, muchos periodistas desconocen su existencia y su función.

– Habría que señalar como especialmente llamativo que las asociaciones y representantes empresariales nunca aparezcan como fuente informativa, a pesar de ser ellos los encargados legalmente de garantizar la salud y seguridad de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con su trabajo. Y a pesar trambién de que son requeridos para ello por los periodistas. Optan por no aparecer, ni para lo bueno ni para lo malo. Esto constituye un obstáculo más para el periodista.

– Cada vez que se producen  accidentes laborales graves, muy grave  o mortales, en los que se sospeche que se han dado por falta de medidas de seguridad, deben ser investigados por la Fiscalia para depurar posibles responsabilidades penales. Si bien es cierto que los datos que manejan no siempre estarán asequibles, será en muchas ocasiones la fuente más fiable de que se disponga para elaborar determinados aspectos de la información.

FALTA DE ESPECIALIZACIÓN

– La rapidez y precariedad (pocos periodistas y mucho trabajo a cubrir) con la que se trabaja en las redacciones está provocando la ausencia de especialización en la profesión periodística. Salvo los grandes medios, las redacciones no suelen disponer de redactores especializados en la materia.

– Los temas relacionados con temas del trabajo o del mercado laboral, son tratados por periodistas a los que desde las secciones de regional se les asigna este tema como complemento a otros. En el caso de que exista la sección de economía, dispone de poco personal y los periodistas se ven obligados a trabajar con una rapidez que no les permite la formación y la profundización en los distintos temas.

– En el caso de la prevención de riesgos y la siniestralidad laboral, esta limitación tiene mucha repercusión pues se desconoce la normativa establecida, las obligaciones existentes en esta materia para trabajadores y empresarios, las consecuencias de una mala actuación por las partes… y todo ello condiciona el tratamiento informativo.

– Además se da la circunstancia de que las propias fuentes evitan informar a los periodistas para no ser punto de mira en el siniestro. Este comportamiento no es exclusivo de la Autoridad Laboral y los empresarios, sino que con frecuencia los propios sindicatos evitan pronunciarse al respecto por si sus decalaraciones se pueden ver cuestionadas (ejemplo negligencia de un trabajador).

– Esto conlleva a que el tratamiento de los temas sea siempre muy puntual: se informa sobre el siniestro y sus consecuencias inmediatas, pero no suele haber seguimiento a pesar de que todo accidente de trabajo con consecuencia de muerte lleva aparejada una obligada investigación por vía administrativa (Inspección de Trabajo) e incluso en vía judicial.

– Por ello, los periodistas y los medios de comunicación en general deberían esforzarse más por completar el círculo y abundar en el carácter formativo y pedagógico que debe tener la información de este tipo. Estamos ante una lacra social que sólo podrá ser combatida desde la conciencia y el convencimiento colectivos de que se puede actuar y acabar con ella. Debemos concienciarnos de que la prevención es cosa de todos. Los mecanismos existen, sólo hay que utilizarlos

– Las fuentes deberían también esforzarse en actuar con rigor y responsabilidad en este asunto, mientras que los periodistas debemos acostumbrarnos todos a hacer un seguimiento a la noticia y no sólo informar del suceso luctuoso.

OBLIGACIÓN DE FORMAR

– Los medios de comunicación no se suelen hacer eco de informaciones positivas dirigidas a difundir la cultura preventiva y que puedan recoger recomendaciones que sean útiles a la sociedad en este sentido.

– Las partes implicadas han sido poco proclives a difundirlas. Ahora esta tendencia está cambiando, pues todas las partes implicadas están muy interesadas en difundir las buenas prácticas, los deberes y las responsabilidades de cada cuál, con el objetivo de contrarrestar la información negativa que se publica casi a diario –desgraciadamente—al respecto. Los medios siguen sin recogerlas.

B.- LA PREVENCIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN PERIODÍSTICA.

– Son muchos los medios de comunicación en los que no suele haber representación sindical, ni negociación colectiva. Esto es un obstáculo para la aplicación de la normativa de seguridad laboral. Al no existir delegados de prevención no existe vigilancia activa para difundir esta cultura entre las plantillas y exigirla a la empresa.

– Las empresas se sienten escasamente presionadas para regularizar a sus trabajadores. Por tanto, tampoco se sienten en la obligación de cumplir con la normativa de prevención de riesgos laborales. Son muchas las empresas de comunicación que carecen de representación sindical, y ello incide también en una menor vigilancia. 

– Los únicos riesgos que se empiezan a considerar son los relacionados con el
trabajo en oficina. Estos riesgos,  ya definidos para otros sectores de actividad, existen también en una parte de la actividad periodística, y por tanto las medidas preventivas aplicables son las mismas. La mayoría de la normativa en prevención es genérica, igual para todos, y sólo algunas actividades, debido entre otras cosas a sus riesgos muy especificos, tienen aparte de la generica una Normativa propia, como por ejemplo la Mineria, la Construcción, La Pesca, Las Centrales Nucleares, etc. En este sentido es muy útil,  por ejemplo, el R.D. 486/1997 sobre Disposiciones minímas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, que es aplicable a priori a todo Centro de Trabajo se dedique a lo que se dedique. 

– Existen otros riesgos que no son lo suficientemente considerados, a veces ni siquiera por parte de los propios trabajadores: uso del coche (vehículo propio, unidad móvil, transporte público-taxi) como herramienta de trabajo, peso de las cámaras, situaciones de riesgo para fotógrafos, móvil…

– Estos riesgos aumentan en el ejercicio del periodismo en situaciones concretas de especial riesgo: corresponsales, periodismo de guerra que se ejerce en lugares de conflicto, prensa del corazón… etc. Si bien es cierto que estos riesgos, como otros, no se pueden anular pero si minimizarlos aplicando la prevención.

– El periodismo es una profesión muy vinculada a la inmediatez y a la rapidez. Esta circunstancia, unida a la falta de buenos y seguros hábitos de trabajo, incrementa el riesgo de que en los trabajadores se desarrollen los denominados riesgos psicosociales:  estrés… La falta de regulación sectorial, da lugar a situaciones de abuso que tienen como consecuencia otro riesgo psicosocial grave: el mobbing. Y si bien es cierto que los riesgos psicosociales existen en todos los trabajos, el periodismo es una de las profesiones sensibles en este terreno, debido entre otros, a su carga de trabajo y a la carga mental.

PROPUESTAS

A. TRATAMIENTO DE LA SINIESTRALIDAD LABORAL EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

– Más transparencia informativa por parte de las fuentes institucionalizadas:
– Mayor difusión de las estadísticas oficiales.
– Más transparencia informativa –siempre con el respeto al carácter reservado de los expedientes abiertos- en la tramitación administrativa de las actuaciones
– Fomentar la formación y especialización de los periodistas
– Organizar talleres y jornadas específicas para periodistas con carácter más continuo y en todas las provincias andaluzas
– Elaborar un “manual” sobre periodismo laboral que recoja un apartado específico sobre prevención de riesgos laborales.

– Recordar el compromiso de los periodistas de darle rigor a la información y a las empresas/medios de comunicación esfuerzo y compromiso informativo-formativo.

B. LA PREVENCIÓN EN LAS EMPRESAS DE COMUNICACIÓN

– Promoción de la cultura sindical y de prevención laboral en las empresas de comunicación
– Fomento de las medidas de prevención de riesgos laborales en la negociación colectiva, especialmente de los riesgos propios y exclusivos del ejercicio de la profesión periodística
– Formación a los periodistas en materia de prevención de riesgos laborales
– Mayor presencia de la inspección en las empresas de comunicación donde podrán encontrar en muchas de ellas no sólo incumplimientos en esta materia, sino también un amplio abanico contra los derechos de los trabajadores: contrataciones fraudulentas, plantillas encubiertas, falsos autónomos…. ).

Para todo esto el SPA propone a la Junta de Andalucía un curso de formación dirigido a periodistas y a responsables de comités y delegados de personal en materia de prevención de riesgos laborales.

Andalucía, junio de 2005
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE PERIODISTAS (FIJ)

SALUD Y SEGURIDAD

“Los peligros del periodismo no están restringidos a los reporteros de conflictos armados. El periodismo tiene muchos de los problemas de salud y seguridad del promedio de los empleos, y algunos son mucho mayores de lo que podría esperarse.

Tomemos el estrés en el sitio de trabajo. Los periodistas tienen demandas constantes, cambios en la tecnología, presión por las fechas tope y horas insociales. Investigaciones recientes sobre la tabla de la liga del estrés, muestran un promedio de estrés inducido de 7.5 de 10, compartiendo el tercer lugar con los pilotos de aerolíneas y vigilantes de prisiones. En todos los trabajos, sólo los mineros y agentes de policía están bajo mayor estrés.

La violencia en el trabajo: un reporte de OIT encontró que las circunstancias asociadas al riesgo de violencia incluyen muchas típicamente encontradas por los periodistas, incluyendo donde: existe contacto con el público; los empleados necesitan retar a miembros del público; a las personas se les requiere que trabajen solas; miembros del público están bajo presión o experimentan dolor o pena; o los empleados interfieren en la vida de la gente.

La nueva tecnología ha traído sus propios problemas. Veinte años de trabajo en el teclado de una computadora, a alta velocidad, bajo alta presión, con equipo inadecuado y muy pocos descansos, ha hecho de las afecciones por esfuerzo repetido (RSI) – tendosinovitis, síndrome de túnel carpiano, epicondilitis, dolor de cuello y hombros- las enfermedades ocupacionales del periodismo moderno. Algunos periodistas han ganado compensaciones sustanciales; otros han perdido sus carreras. El síndrome de visión de computadora puede significar que los ojos cansados por la pantalla no están en forma para conducir a casa.
Sumemos estos nuevos problemas – hasta hace poco ni el SARS ni el ántrax hubieran sido considerados como posibles riesgos ocupacionales para los periodistas- y ustedes tienen empleos donde los sindicatos tienen buenas razones para estar vigilantes, de la sala de prensa al vecindario local y al sitio de trabajo internacional. “

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