Duele la simpleza con la que se expresan algunos políticos cuando quieren llamar la atención o cuando plantean soluciones simples para hablar de cosas complejas. Algunos vienen tiempo clamando sin tapujos por el cierre de Canal Sur porque según dicen es un “chiringuito”, declaraciones políticas que en los últimos años venimos soportando y escuchando de forma recurrente sus trabajadores/as. De entrada, aquellos/as que hablan tan alegremente de cerrar la Radio y Televisión de Andalucía saben que tal cosa requiere modificar el Estatuto de Autonomía y ello tiene tres pasos: un acuerdo del Parlamento andaluz, el visto bueno de las Cortes Generales y por último un referéndum. Una vez más queda claro: Canal Sur tiene enemigos y cómplices que callan mientras los primeros claman por cerrar la cadena o sumirla en la miseria.
Pero ¿qué significado tendría el cumplimiento de tal amenaza si algún día tienen capacidad política para ello? Pues he aquí algunas consecuencias: en primer lugar, el desmantelamiento de la industria audiovisual andaluza, de la que dependen más de 20.000 personas y que genera más de 130 millones de euros, según datos de Andalucía Film Commission. Añadamos un dato más de la consultora Price Waterhouse: por cada euro desembolsado o invertido por la RTVA se generan 1,75 euros en Andalucía y 0,49 euros adicionales en el resto de España. Una industria andaluza de la que Canal Sur es su principal motor.
¿Más razones? Si, Canal Sur es el principal valedor y divulgador de la cultura andaluza, de sus fiestas, sus tradiciones, su historia y sus valores como pueblo. Sin Canal Sur, las señas de identidad andaluzas quedarían diluidas y reducidas al tópico bajo un mercado audiovisual español dominado por capital extranjero que se dedica en exclusividad a comercializar bajo demanda contenidos realizados a miles de kilómetros de Andalucía.
Canal Sur es a día de hoy la principal herramienta de cohesión territorial de Andalucía (un territorio tan vasto como Portugal), una tierra plural y diversa como pocas. Por eso su existencia está recogida en el Estatuto de Autonomía, es la garantía de la soberanía informativa y del cultivo de la identidad andaluza. Su fondo documental contiene las tres últimas décadas de la historia de Andalucía, de sus gentes, de sus problemas y aspiraciones. Un fondo que alimentan a diario sus equipos distribuidos por toda su geografía, en todos los rincones y territorios, para dar voz a sus gentes. Sin Canal Sur, miles de colectivos, organizaciones y entidades sociales quedarían sin un medio de referencia que pueda informar de sus demandas.
La peregrina idea de cerrar Canal Sur, que no es nueva, inquieta porque una vez más la vuelven a plantear en vísperas de la negociación de los presupuestos para Andalucía. La última vez que eso ocurrió, justo hace un año, se tradujo en una drástica reducción presupuestaria que tiene sumida a la plantilla en una situación insostenible (como ya hemos informado en notas recientes) y en consecuencia está arrastrando a la precariedad a todo el sector. El mensaje para el gobierno andaluz, por más que evidente y reiterado, debe ser claro: no invertir en periodismo supone dar vía libre a los bulos, las noticias falsas, el racismo y el discurso de odio de los que tan poblados están las redes sociales.
Por nuestra parte, desde el Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) y desde su Sección Sindical SPA-RTVA seguiremos defendiendo lo mismo de siempre desde hace tres décadas: un Canal Sur al servicio de la ciudadanía andaluza, libre y sin injerencias.
(Para más información, se pueden consultar aquí las reivindicaciones de la Plataforma en Defensa de la RTVA, de la que el SPA es entidad promotora).